7

sábado, 18 de diciembre de 2010

Hoy la Realidad abre sus puertas. Buenos días, querida. Pase y tome asiento. Por favor, no masque chicle ni fume nada permitido. La Realidad está acicalándose, poniéndose bella para envolverle en sus tentáculos morados. Mírela directamente a los ojos, es una función de tú a tú. Y no tema hablarle, interrumpirle. Tómese toda la confianza del mundo. Al fin y al cabo, de este espectáculo no saldrá viva.

No, no se desespere, querida. Esta representación no es siempre puntual. Aguarde sentada adecuadamente, pero en vilo, no se relaje demasiado. ¿Desea alguna bebida? ¿Algo de comer? Hoy, de primero, tenemos tripas revueltas con una reducción al PX de sentimientos de culpa. Como segundos, puede elegir entre temblores matutinos con espuma de los días o gazpacho de ilusiones desmembradas a los cuatro vientos. Coma, coma y olvide sus problemas, querida.

Ahora silencio absoluto, por favor. No grite, no gima, no llore, no suspire, no sonría y deje de hablar sola: está a punto de subirse el telón. La Realidad es caprichosa y amable en ocasiones, pero puede ser de lo más cruel si usted mira para otro lado. ¿Le retiro la cena? ¿Ha sido de su agrado, querida?

Aplauda, aplauda. Ahí la tiene. ¿No le parece complicadamente bella? Aplauda más fuerte, al fin y al cabo, hoy sólo hemos abierto las puertas para usted. No tema mostrar sus emociones, está aquí para eso. La función puede gustarle más o menos, pero es la suya, le pertenece, querida. No se esconda, yérgase. Deje de mirarse las uñas y de tocarse el pelo. No busque excusas. Mírela de frente. ¿Le gusta su voz? Es un cántico ensordecedoramente despiadado, ¿no cree?

Le recuerdo que usted misma puede elegir a los actores secundarios. Pero elija bien, no sea que luego vaya a doler. Tenga presente que nunca devolvemos el importe de la entrada.

¿Le ha gustado la función? No me responda, no tendría sentido. Pero aplauda, aplauda. Ahora sonría, hable, grite, suspire, llore, bromee. Ya puede seguir interpretando su propio personaje si lo desea.

Abandone el anfiteatro por el lado izquierdo, querida. Y no mire atrás. Deje olvidado lo que guste y pase a recogerlo por objetos perdidos el día menos pensado. Pero luego no se arrepienta de rescatar imposibles.

Vuelva cuando desee, y por favor, límpiese bien los zapatos antes de salir.

0 comentarios:

Publicar un comentario